Tur Orientar por la Península de Araya
Siete intrépidos Motociclistas, harlystas para más señas, además integrantes del Caribbean Eagle (MC 35), identificados como: Javier Mimosin, Vicente Azuquita, José Enterrador, Niko Shrek, Arturo Glamour, Werner Pelotica y Álvaro Ken, Acompañados por la Novicia Voladora (Michel), decidieron recorrer el sector oriental de Venezuela, trepándose en sus Caballos de Hierro HD (tres (3) Electra Glide, una (1) Dyna Glide, dos (2) Heritage Softail y un hibrido de Electra con Street Glide Extreme Turbo Plus con unas maletas que no abren bien, que de lo que si estamos seguros es que es una HD), solos con una mochila donde cargaban sus necesarios e imprescindible enseres personales (cepillo dental, jabón azul, brillantina, bicarbonato, 5 cajas de viagra, pintura de uñas, sombra, acetona, rouge, panque, tinte de pelo, laca, un cepillo pavito, 100 preservativos, queso llanero, casabe, catalinas, panelas de San Joaquín, par de bóxer HD, par de franelas, los convers all star, un blue jean, Hilo dental diseñado y confeccionado por Scuttaro y tejido en guaral de mortadela bodeguera con estampado de cunaguaro oriental, y un cooler con guarapo é papelón). El trayecto lo comenzó el enterrador saliendo desde Barinas para llegar a Maracay, donde después de rumbear full intensamente hasta el amanecer le dimos corrido para Caracas, teniendo un percance en la Autopista Regional del Centro, debido a que el Enterrador se quedo dormido sobre la pata de cambio produciendo deslizamiento del eje interno con pérdida de tuercas y tornillos, lo cual nos obligo a detenernos en las morochas para colocar los amarres de tirrap y echar pega loka que jode, perdón quise decir echar llaves que jode, medio solucionado el problema arrancamos hasta donde nos llevo el tirrap y la pega-loka, justo hasta la casa del Master Mecanic Wolfang Kurt en los Anaucos, quien después de cortar los amarres de tirrap y desprender a punta é soplete los restos de la pega loka maravillosa procedió a reparar el eje y varillaje de cambio. Seguidamente después de una travesía de cross country a campo traviesa pudimos salir de los Anaucos para incorporarnos a la autopista y seguir hasta Prados del este, donde nos encontramos con Vicente Azuquita, quien después de un saludo a la francesa, se maquillo, se puso un casco con un penacho de plumas rojas y después de pegar un grito medio extraño, que presumimos era de guerra, asumió como moto-guía del grupo la salida de Caracas, aprovechando la ocasión para darnos unas lecciones de aeromotociclismo, activando los planeadores al estirar ambas piernas para colocar los pies casi a ras del suelo y después hacia movimientos de flap con lo piecitos, así lo seguimos hasta el sobreancho de la autopista donde nos esperaban Javier y Michel, para continuar el recorrido hasta Cumana a una velocidad promedio de 100 millas/h, durante el trayecto no hubo novedad salvo por dos aguaceros, la carretera estaba aceptable. Llegamos al Hotel Cumanagoto en Cumana a las 4:30 pm, bajamos el equipaje (las mochilas) y después de registrarnos, ducharnos y cambiarnos, nos fuimos directo a meter las piernitas debajo de la mesa y para ello el anfitrión Gerardo El Buzo Cumanés (como es conocido por el turismo femenino canadiense), Embajador Plenipotenciario de MC 35 en todos los territorios orientales, escogió el Restaurant la Proa del C.C. Marina Cumanagoto, ubicado en una terraza de losa flotante rodeada de lanchas y yates, allí degustamos diferentes frutos di mare, como Turbante de Mero en Tinta Roja Rojita acompañado de Kanoas de Tostón Pintón; Pepitonas fileteadas y marinadas con ají dulce y ron cumanés sobre espejo de sal arayana de Araya, y de postre Brownie de Langostinos con incrustaciones de avellana ahogados en Leche Condensada Holandesa sobre una base de casabe mojao. La sobremesa estuvo del carajo, rodaron habanos autóctonos (Crispín Patiño, Cumanés, Negro Primero, la sayona, el entreverao) de todos los tamaños (largos y gruesos), café y likorcito, matizados con una excelente y amena tertulia acompañados por Jorgito Mancin y su esposa. Al día siguiente nos dispusimos a lavar las motos, siguiendo a Gerardo por todo el territorio del Estado Sucre, recorriendo más de 25 autolavados, propiedad de unos “amigos” suyos de el mesmo, quienes le dijeron: “aquí no se lava moto” “Aquí tampoco” y “aquí tampoco”….y “aquí tampoooooooco loooka”; terminamos en el Mercadito de Cumana a tobo limpio, ace, franelita, muévemela pá acá, muévela pá allá y restriegue pa que te tengo, y Gerardo termino diciendo: Que amigos nada, son una cuerda de MMGvos….ya van a ver, eso no se va a quedar así. Estando en el Mercado conocimos a la popular coje-bola que dirige el motolavado "la Acera" y no es amiga de Gerardo (gracias a Dios y a la Virgencita del Valle); igualmente tuvimos el placer de conocer al Sgto 1ro: Juan Peña (76), Harlysta de la vieja guardia quien posee una Harley Davidson modelo Panhead (hand shift) del año 1964, usaba una gorra desteñida y deshilachada Hd y la hebilla de su correa también HD, Vicente se conmovió y le ofreció una gorra glamorosa que nunca le entrego. A la 1:00 pm salimos para la avenida perimetral a comer coctelitos de mariscos a orillas del Mar y de allí fuimos a almorzar en el Restaurant Sol y Mar, ubicado en uno de los acantilados de la carretera que conduce de Cumana a San Antonio del Golfo, disfrutando de un intenso mar azul con el fondo de la península, brisa marina, sol tropical y una abundante y exquisita comida típica de la zona: Tostón con queso blanco rayao, Catalanas pulposas y crujientes, Taikary de Ovejo é Guiria, Lomo de Atún Asao, arepas con mantequilla de búfala y Bull de Kolita con Solera Light. Con la comida en el cogote arrancamos por una sinuosa carretera que bordea el mar hasta llegar a San Antonio del Golfo, donde una pick-up mutante (trompa de Ford, techo de chevrolet y vagón de Dodge), totalmente pikada, casi que aplasta a Gerardo cuando este se le atravesó de repente y la tripulación de la camioneta se retardo en tirar las anclas de frenado. Ya nos lo imaginábamos seco y cortado en tiritas para ser vendido como huevas de lisa y los restos de la moto colocados en un curva con un letrerito que diría: “Cuida tu vida, Cristo vuelve. Cortesia del Bar Vuelve a la Vida”. El regreso al atardecer crepuscular fue de lo más agradable, full curvas para deleitarse y disfrutar de la ciclística HD y siempre el mar a un costado. Al llegar al Hotel nos colocamos las lycras y nos dirigimos al área de la piscina para recibir clases combinadas de aerobic, tae-bo, Body Pump y Fit Combat, dirigidas por el Ken, quien al final monto con todos los participantes una coreografía de Nado Sincronizado Inter-Water, que dejo estupefactos a los huespedes del Hotel; después de las fotos, rueda de prensa, besos, abrazos y firma de autógrafos, procedimos a prepararnos para la tan esperada cena en le Jardín du Sucre. Llegamos al Restaurant como a las 9:00pm, ambientado en una hermosa casa solariega de estilo colonial, decorada al estilo tropical-french, pasamos por un puente de madera con rocas, plantas tropicales, ríos, manantiales y refrescantes caídas de agua y animales prehistóricos (Iguanas, lagartijas, camaleones, tortugas, galapagos y corronchos de piedra), que nos hacían sentir en el set de Jurassic Park, para finalmente llegar al Salón Le Cuevee du Guacharee, donde fuimos atendidos por la esposa del Chef francés Eusebio Salazar, quien enseño el arte de hacer arepas al famoso Kike, sobrino de Vicente, conocido internacionalmente como el Chef de las Arepas, que a veces las sirve sin relleno y te las cobra igual…..todo un artista gourmet. La gente venía con hambre después de tanto ejercicio y comenzó la degustadera: Tallarines caseros a base de ñame cumanés intervenidos con finas especies y mezclados con un pisille de parguee navegando en salsa de leche de coque con curry y lluvia de queso azulee, Rissotto Torre Eifel con toques de Cilantro Verde y Tiras de Lomito de Cordero al Souffle acompañado con un puré suavizado con mantequilla francesa decantada y cubitos de Queso Emmental Suizo al Graten…y de Postres: islas de pulpa de parchite amarille flotando en una sope de mange con laminas de casabee entrecruzadas bordeadas con pepa de zamuro oriental y espolvoreadas con granizee de chocolate de Paria derretido en piedras volcánicas al sulfuree. Al final le cuentee: Solamentee Bs 10.000 (fuertecitos)… como diría el Chef: una bagatela mecie.....el koño esú. Ya cenados y “adoloridos” y no precisamente por los ejercicios, nos trasladamos al hotel bajo un silencio sepulcral para disponernos a dormir. Nos levantamos temprano, trotamos los 27 Kms de rigor, nos desayunamos y alistamos para agarrar el Ferry La Palita, que nos llevaría a Araya. Nos despedimos de dos de nuestros hermanos (Niko y Jiuy) que por un percance personal tuvieron que regresarse para Maracay y Barinas. En el Puerto nos esperaban Gerardo totalmente vestido de Buzo con escafandra y todo, acompañado de su simpática esposa Niurka, conocida en la zona francesa de Cumaneee como Le Petit Croissant du Avenee y con ellos Yaneth y Pancho, mejor conocidos como los Reyes de la Vara Oriental. Después de navegar como una hora con un Mar totalmente plato, llegamos a Puerto con una vista panorámica espectacular teniendo como fondo el imponente Castillo-Fortaleza que sirvió de protección contra los Piratas del Caribe dirigidos por el Capitán Jack Sparow; visitamos el Castillo, paseamos por el pueblo de Araya, donde conocimos a Danielito un niño especial con mucho sentimiento Biker, tal como lo refleja en una de las fotos captadas por el Equipo de Producción e Imagen de Puroharley, le compramos Whiskey a Guita, atravesamos las Salinas, recorrimos la península pasando por Chacopata para terminar en Cariaco y de allí directo a las Aguas de Moisés donde quedamos impresionados cuando las estatuas gigantescas abrían los ojos y se le quedaban viendo fijamente a Javier como diciéndoles “no te hagas el loco, yo te he visto antes vagabundo”. A todas estas nos dimos cuenta que Vicente se había desaparecido y no sabíamos si era por el temor reverencial a las estatuas, después nos enteramos que la mezcla de chocolate negro de Paria con las huevas de Lisa y una malta lo habían indispuesto y tuvo que volar para el Hotel aplicando sus conocimientos técnicos de Aeromotociclismo. Cenamos en el Hotel, Arturo y el Ken degustaron Lomito Burguer con abundantes papas fritas y a Werner y Vicente les sirvieron la especialidad del Maitre: Negro Rostizado con Manzana en la Boquita. Todos pedimos quesillo de postre y Vicente pidió de postre la famosa Pelada é Cabeza y nos consta que fue complacido, dejando entrever una risa picara con expresión de relax. Al día siguiente nos levantamos temprano y para cambiar la rutina, en vez de trotar, nadamos en estilo Mariposa toda la playa de San Luis (15 millas náuticas aprox.), desayunamos y nos alistamos para ir a un Centro Nudista con Playa Privada conocido como Le Culee Pelee Coloraee, tomamos la vía que conduce de Cúmana a Pto. La Cruz y bajamos por una estrecha y empinada vía hasta llegar a un lugar paradisiaco donde un grupo de excelentes y amables anfitriones de la familia Ortiz, nos hicieron sentir Dioses del Olimpo, nos despojaron de nuestra vestiduras y nos colocaron unos mantos de lino Hindú Color Blanco (si winnie nos viera por un huequito le da dentera), luego vinieron los masajes con aceites y chocolate blanco entre copas de Champagne y frutas exóticas (pejuas, almendrón, uva de playa, jobo, merey, mango con piña y coco), nos sumergimos en las tibias aguas de la playa, nadamos mientras degustábamos frutos varios de mar y Whiskey mayor de edad (18 old years), seguidamente pasamos al almuerzo: Desfile de Ruedas de Carite, Cachapas, Queso, Mantequilla, Encurtidos de Mariscos, Arepas Asadas, Caraotas, Arroz, Tajadas, Tostones, Cochino Frito, Ensalada y burbujeante Coca Cola. Finalmente nos vestimos y después de un torrencial aguacero arrancamos de nuevo con la vía mojada, hubieron dos caídas sin novedad y varios intentos de morder suelo hasta superar la empinada y resbalosa vía, llegando a la carretera principal, allí nos despedimos de nuestros excelentes anfitriones y amigos con quienes compartimos unos días alegres de hermandad y camaradería. Seguimos rodando hasta el Cristo de Jose y de allí a nuestro penúltimo destino el Hotel Eco Inn de Piritu, donde cenamos y descansamos para salir al día siguiente para Caracas. De regreso tuvimos un percance ya que Werner no fijo bien su neceser, el cual se desprendió de la moto y le quito la visibilidad a Arturo, quien se fue por un barranco, gracias a Dios y la Virgen del Valle, sin más novedad que un rin doblado y tremendo susto y luego bajando a Guatire se le desprendió al Ken uno de los espejos retrovisores. Llegamos a Caracas donde nos despedimos de Javier y Michel, quienes entre sollozos tomaron la Cota Mil y el resto seguimos hacia Maracay, parándonos en el cruce de Prados del Este para despedirnos y calmar a Vicente Azuquita, quien nos desgarro con su crisis, temblaba y no paraba de llorar, nos hizo llorar a todos y tuvimos que jurarle que lo invitaríamos a todos los paseos e invitaríamos un día a la semana a Maracay para compartir con él, nos juro que no vendería la moto, ni se iría del País, que nunca había sentido algo así, que su vida había cambiado para siempre y se había dividido en dos etapas o momentos, antes y después de conocernos y compartir este maravilloso, espectacular, sobrao increíble, pristino, hermoso, jocoso, renacedor, divertido, entretenido, sustancial, mágico, gastronómico, teatral y divino paseo. Ante tal cuadro emotivo y sentimental decidimos bautizar a Vicente con el remoquete o seudonimo de Azuquita Tierna. A las 2:00 de la tarde llegamos sanos y salvos a nuestra querida ciudad jardín
